Jueves 25 de noviembre de 2021. Seguimos recuperando el tiempo, la formación y el currículo perdido debido a la pandemia por el COVID-19, esta vez con 5º de Primaria. La Pedriza nos espera con la incertidumbre de la previsión meteorológica que manejamos, que finalmente fue satisfactoria y muy buena, a pesar de las bajas temperaturas -7º de máxima y 0º de mínima- y las rachas de viento del noroeste -entorno a 15 km/h-, del cual estuvimos protegidos por la montaña durante la mayoría del ascenso y descenso. Allí nos presentamos a eso de las 10 de la mañana, tras un "paseo" de 45-50 minutos en autobús desde el colegio. La nieve se podía divisar en cotas superiores a los 1.300-1.400 m. de altitud, debido a las copiosas nevadas caídas en los días precedentes, pero nuestro camino aparecía despejado y presto a ser devorado por nuestras piernas.
A eso de las 10:30 h. iniciamos el ascenso, tras una breve charla para advertirnos de cómo debíamos comportarnos en un entorno como este y de ajustar nuestro equipo. Justo antes de comenzar a subir las rampas más duras de la ascensión, paramos para quitarnos una primera capa de ropa -el abrigo- para no tener que estar parando cada vez que a alguno le sobrara. Entorno a las 11:10 h. paramos para almorzar, a mitad de ascensión, justo antes de un pequeño collado donde convergen varios caminos. A partir de aquí empezamos a encontrar cada vez más tramos de roca en nuestro camino hacia la Cueva del Ave María, en donde practicamente ya había que escaladar. Llegamos a la cueva a las 11:45 h., tras una magnifica ascensión por parte de todos, mostrando, en geneal, muy buena condición física. Una pena que hoy las cabras no nos acompañaran como en otras ocasiones, pero, en cambio, hoy sí era el día de disfrutar de los buitres, hasta una docena se podían ver, volando y posados en las rocas a 100 m. de nuestra posición.
En este punto y antes de comenzar la parte pura y dura de escalada natural, pasamos en pequeños grupos a ver la cueva, donde alguno percibió pequeños gruñidos que se colaban por entre los pequeños huecos de la cueva, provenientes -probablemente- de los buitres apostados encima de las rocas de la cueva. En esta parte de la excursión, de escalada y posterior destrepe, había que trabajar especialmente en equipo, pendiente de seguir los apoyos del compañero que va delante y de indicar y ayudar al que viene por detrás. Y este grupo, igualmente que en la parte previa de senderismo, aquí también se desenvolvió de forma excelente. Durante este recorrido pasamos por varias cuevas donde habitualmente viven las cabras montesas, con la mala suerte de no toparnos con ninguna. Finalmente, a las 12:30 h., volvimos a la Cueva del Ave María, destrepando por otra zona distinta a la de subida, donde recogimos las mochilas que habiamos dejado ahí para aligerar el peso y facilitar la actividad de escalada.
El siguiente pequeño paso era descender al collado que se encuentra previo a la subida a la cueva y allí comer, cosa que pudimos hacer bajo unos más que agradables rayos de sol. Y donde incluso, después de comer, nos dio tiempo a jugar a un par de juegos antes de iniciar el descenso, a eso de las 13:30 h. Descenso que, como siempre, es más complicado, por la velocidad que genera la pendiente, los resbalones ocasionados por pisar las piedras mojadas y por hacer apoyos o pisadas inadecuadas, lo que provocó pequeñas caidas, aunque sin graves consecuencias.
Finalmente llegamos al autobús a las 14:10 h. para poner rumbo de vuelta al colegio. Algunos tenían todavía más pilas y otros -que lo habían dado todo- se relajaron echando una cabezadita durante el trayecto de regreso.
A modo de conclusión, significar que el grupo se mostró con muy buenas capacidades y muy buena cohesión, en un entorno distinto y no habitual, a la par que único, espectacular y maravilloso, cumpliendo con las expectativas que se resumen en la frase de que "La Pedriza nunca defrauda".
Aquí os dejamos en imágenes la película de la jornada...
