miércoles, 10 de noviembre de 2021

EXCURSIÓN 6º DE PRIMARIA A LA CUEVA DEL AVE MARÍA EN LA PEDRIZA. CURSO 2021-22

   Jueves 4 de noviembre de 2021. Después de casi dos años de parón del Programa de Actividades en el Medio Natural para Centros Escolares de la Concejalía de Deportes del Ayuntamiento de Las Rozas, debido a la situación de pandemia por el COVID-19, por fin, este curso 2021-22 hemos retomado con mucha alegría y entusiasmo dichas actividades. Esta circunstancia ha provocado un retraso con respecto al normal desarrollo de dichas actividades en la Programación Curricular de Educación Física en Primaria, ya que esta actividad de senderismo con escalada en La Pedriza que ha realizado 6º de Primaria se tenía que haber hecho hace dos cursos escolares, cuando cursaban 4º de Primaria. Por lo que, una vez que la situación de pandemia nos has permitido continuar con dicho Programa de Actividades en el Medio Natural, teníamos que hacerla cuanto antes, para no perder o quedarnos sin completar la formación que, en este ámbito, se hace en el Área de Educación Física en Primaria.

   Y como no podía ser menos, nos esperaba un lugar que es espectacular, maravilloso, único... y que nunca defrauda, La Pedriza, situada en la vertiente sur de la Sierra de Guadarrama, dentro del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, en el municipio de Manzanares el Real, que se encuentra al noroeste de la Comunidad de Madrid. Allí llegamos a eso de las 9:55 h. de la mañana, tras aproximadamente 45 minutos de viaje en autobús, con temperatura fría -entorno a 7º C.-, humedad, intervalos nubosos y rachas de 20 km/h de viento frío del norte/noreste, que la predicción metereológica había previsto, y que con suerte evitamos durante la mayor parte de la ascensión gracias a la protección que nos brindaba la propia montaña por la que teníamos que ascender. Pronto entramos en calor subiendo las primeras rampas más exigentes, por lo que nos tuvimos que quitar la primera capa de abrigo, algunos incluso rompieron a sudar, a pesar del frío de la mañana.

  Una vez que llegamos al collado previo a la Cueva del Ave María, nos topamos con una manada de cabras montesas, las tuvimos delante de nuestras narices y parecían no inmutarse ante nuestra presencia hasta que nos acercamos bastante, ya que se encontraban justo en el punto donde teníamos que parar a almorzar. Desde allí, almorzando, también pudimos divisar los primeros buitres volando por encima de las rocosas montañas graníticas de La Pedriza.

  El siguiente paso fue subir a la Cueva del Ave María y desde allí iniciar la parte de escalada natural con mayor dificultad hacia otra serie de cuevas por encima de esta, que sirven habitualmente de refugio a las cabras montesas. Tras alcanzar la salida, llegamos al punto más alto de la excursión, donde desgraciadamente no tuvimos suerte de divisar ningún nido de buitre por el entorno, como así ha sucedido en otras ocasiones. Desde ese punto iniciamos el destrepe por otro lado o cara distinta, hasta retornar de nuevo a la boca de la Cueva del Ave María, no sin la dificultad correspondiente y siempre entre grandes bloques de piedra granítica.

  Seguidamente, desde la cueva, volvimos al collado donde habíamos dejado las mochilas para subir escalando ligeros de peso, la mañana se nos había pasado volando y ya eran las 13 h., hora de comer, que bien merecido lo teníamos después del esfuerzo realizado y del desgaste emocional de contemplar -sin perder detalle- todas las maravillas que nos muestra a cada paso La Pedriza, así como sus espectaculares vistas, parajes y paisajes. Y casualmente con la fortuna y privilegio de poder comer acompañados de la manada de cabras montesas al completo, con sus machos adultos, hembras con sus crías y adolescentes de ambos sexos.

  Después de comer ya solo nos quedaba iniciar el descenso para volver al autobús y regresar al colegio. Y los descensos nunca son fáciles, más aún si los días previos ha estado lloviendo a cántaros, ya que había muchos riachuelos por los caminos y rocas por las que descendimos, con el consiguiente riesgo de caidas por resbalones al mojarse las suelas de las botas/zapatillas, como así sucesió. También los despistes por bajar mirando los maravillosos paisajes que iban asomando a nuestros ojos según descendíamos fueron causantes de algún tropiezo o caída, a pesar de las constantes advertencias que se hacían para que se concentraran en ir mirando por donde pisaban y siguiendo la trazada del guía. Menos mal que ninguna de las caidas tuvo mayor alcance que un simple rasguño o golpe.

  Felizmente, encantados con lo vivido, percibido, sentido, sanos y salvos llegamos al autobús, a eso de las 14:20 h., para poner rumbo al colegio y finalizar así esta magnífica actividad y experiencia vital, que a continuación podéis ver en imágenes para disfrutarla al completo...  









































































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